domingo, noviembre 26, 2006

Había una vez un rey aficionado a la caza, cierta vez él y uno de sus más leales súbditos salieron de montería y la suerte de la vida los cruzó con una gran fiera, un león gigante y voraz que arremetió contra ellos tan salvajamente que antes de que el súbdito pudiese acabar con el león, éste le había engullido una de las piernas a su señor.
A duras penas el rey sobrevivió y mandó a encerrar en los más profundos calabozos al negligente vasallo, antes de ser recluído, éste le advirtió al rey, "todas las cosas malas pasan por alguna razón buena".
Los años pasaron y el rey volvió a sus hábitos, está vez había viajado muy lejos de sus tierras, a la jungla, en donde, por esas suertes de la vida, fue capturado por una tribú de caníbales, pero éstos desistieron de comérselo, al parecer la religión no les permitía comer "humanos incompletos", sí, al rey le faltaba una de sus piernas.
Una de vez de regreso, el rey, recordó las palabras de su antiguo dependiente que tanta razón había tenido, "todas las cosas malas pasan por alguna razón buena", y mandó a liberarlo, indirectamente le había salvado la vida en esta ocación, antes de que el súbdito se marchara el rey le dijo:
-Hijo, tenías razón, he obrado mal para contigo, "todas las cosas malas pasan por alguna razón buena"... ¿pero que hay de tí? ¿qué es lo bueno de haber estado encerrado por todos estos años?-
-Mi señor, si yo no hubiese sido encerrado, habría sido comido por esos caníbales-

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La moraleja de este cuento está más que clara y no merece muchas explicaciones, quizá no deberíamos preocuparnos demasiado por las cosas malas que nos suceden... gracias Natu ^_^

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