lunes, marzo 03, 2008

Amaneció lloviznoso y frío...

...algo sumamente inusual para las cálidas temperaturas que se suelen registrar a finales de febrero, salí de mi casa sin mas abrigo que la remera marron a rayas que no se porqué me gusta tanto, sabía que ese día iba hacer algo de lo que me arrepentiría por mucho tiempo (no quiero asegurar que toda mi vida) pero era impersioso que se realizara.

A las 16:08 apagué la computadora de mi trabajo, había estado todo el día de mal humor y por mas que no lo admitiera en el fondo sabía porque, era por lo que tenía que hacer a continuación.

Salí a paso rápido porque ya me había retrasado unos minutos y no llegaría tiempo, como si la escena hubiese sido manipulada por maquiavélicas manos invisibles que se frotban en algún lugar muy lejos observándolo todo atentamente, un trueno resonó en el cielo.

Llegué a destino, empecé a subir las marmoladas escaleras del lugar y mi corazón se aceleró como siempre lo hace en esta situación, recorrí el patio de comida con la mirada, buscándola, pero sabía que no la vería, sabía exactamente el lugar donde estaba, al fondo detrás de un pilar y al lado del famoso negocio de comidas rápidas, sentada en una mesa que extrañamente nadie podía ver a simple vista y que parecía estar ubicada de tal manera que las plantas, los pilares y demás objetos se encargaban de esconderla recelosamente, yo sabía que ella estaba ahí porque ese fue el lugar en que ella estuvo siempre desde la primera vez, ella lo escogió y por mas que me intente convencer de lo contrario se porque lo eligió, se que muchas veces siente vergüenza de verme... esto me disipó un poco el miedo y me dió las fuerzas que necesitaba...

Caminé siguiendo la pared izquierda derecho a ese lugar, mis ojos ya la veían ahí pero cuando llegué no estaba, me dí vuelta y recorrí el lugar con la mirada, esta vez, y como si, repito, la escena estuviese preparada, se había sentado en otra parte, expuesta a todo el mundo, donde pasaban cientos de personas a cada rato, entonces la idea que me había dado las fuerzas que necesitaba se desmoronó al instante...

Cuando ya nos habíamos sentado nos pusimos al día de ciertos temas que no recuerdo, trivialidades que siempre salen en las conversaciones y entonces mi mente no le prestaba atención a sus palabras si no que tramaba la manera de proceder en el momento preciso, para articular la combinación cuidadosamente selecta de palabras que cumplirían, por fin, mi objetivo.

Entonces llegó el momento inesperadamente, en medio de la conversación ella, que llevaba un tiempo hablando sobre una amiga dijo: "al menos le dijo lo que sentía", y esa frase disparó la adrenalina por mi cuerpo y por un segundo supe que había llegado el momento entonces levanté la mirada, la miré y ella me miró, las ideas, palabras y momentos pasaban fugazmente por mi cabeza a una velocidad superior a cualquiera imaginable y sin pensarlo ni siquiera un nanosegundo más dige:

-Eh.. bueno...-
-Sí, ya sé, estoy monopolizando toda la charla y se nota de que querés algo, ¿vamos a comprar algo?- inocentemente me sonrió.
-No, pero...-
-¿Capuccino?, con chocolate, ¿no?.-
-Si, eso, capuccino con chocolate y vos también, pero sin canela, porque no te gusta la canela-
Se rió y se ruborizó un poco, o al menos eso me pareció.

Al final, con los últimos resplandores del día se marchó como siempre y entonces yo también, saqué mi celular y reproducí una vez más ese tema que desde hace un tiempo no me canso de escuchar, una vez más, lo presentí, todo estaba armado, todo cuidadosamente preparado, otro trueno más fuerte que el que había escuchado horas antes rajó alguna nube y comenzó a llover, no me importó, seguí caminando...

Somos esclavos de lo que decimos y dueños de lo que callamos...

2 comentarios:

Miss Neumann dijo...

noooooo, ya dile; ármate de valor!!!! no hay nada peor que callar! nada!

Anónimo dijo...

!!!!!!! y al final no le dijiste nada che culiauu??!????? sos capas!!!!!!! bueno tubo buena la historia jejej

 
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